Necesito algo que hacer.
Será la mala influencia de la televisión, seguramente. Eso ha de ser.
Ver a esas personas ocupando su vida en cosas tan interesantes, empezando proyectos tan de la nada que te dan ganas de vivir mucho tiempo para hacer un montón de cosas, porque obvio, el éxito está en el retorcido desenvolvimiento de los hechos. Típico de las películas, "estoy borracha y quiero insultar a alguien, quien resulta fascinado por mi habladuría de aliento etílico y, siendo muy convenientemente el editor en jefe de algún medio importante, me contrata -teniendo yo antecedente alguno- como el escritor más importante de su empresa.
Así funciona todo en el mundo hermoso de atrás de las pantallas. "¡Hagámoslo impredecible!" dicen los escritores, los mentalmente desnutridos encargados del storyboard de lo que hoy nos da la televisión "¡Que lo eche todo a perder y salga todo bien porque todo encaja!". Original.
Puedo estar siendo injusta, que el que yo no tenga la entretenida y liada vida que solía tener no quiere decir que todos sean aburridos, desgraciados, poco visionarios, perdedores o sinónimos. Puedo sólo estar desahogando mi aburrimiento culpando a mis compañeros más leales, lo que siempre tienen algo para mí: los escritores del más allá -cofcof, televisión-.
Tomar clases de fotografía, un curso de repostería, prácticas de patinaje; un montón de cosas se me ocurren para dedicarme a algo productivo (...) y social ahora que prescindiré de mi curso, amado curso de alemán.
Allá voy a seguir pensando, qué posibilidades tienes si no eres parte del mundo de la tele.
sábado, 5 de junio de 2010
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